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relatos alumnos
- Detalles
- Última actualización el Lunes, 02 Octubre 2017 08:21
- Publicado el Viernes, 26 Noviembre 2010 09:45
- Visto: 4927
Llegue a mi casa a las 2.30 del mediodía, no podía esperar más, era el momento justo, durante la comida se lo contaría todo a mis padre, era lo mejor. Llegue a la mesa y me senté, mis padres me preguntaron que qué tal me había ido y les dije:
-Yo: La verdad es que no he ido a la biblioteca.
-Mamá: ¿Y dónde has ido, Julia?
-Yo: He ido a las oficinas “ONU”.
-Papá: ¿Para qué?
El rostro de mi madre empezó a cambiar y a ponerse blanco.
-Yo: Vosotros habéis oído hablar de la carta que le han mandado al estado, ¿verdad?
-Papá: Sí, ¿pero que tiene que ver todo eso contigo y con las oficinas “ONU”, no te entiendo?
-Mamá: Julia cuéntanoslo todo
-Yo: Pues que la que escribió esa carta fui yo, no ese hombre puse esa dirección por poner, pero el nombre me lo inventé. No pensé que se pusieran así por una carta. No me parecía bien las normas impuestas. Lo de las oficinas “ONU” como sabréis son una organización internacional para ayudar a los inmigrantes. He estado recibiendo esta última semana carta que me enviaba la “ONU”.
Los rostros de mis padres y mis dos hermanas eran realmente asombran tés.
-Papá: ¿Pero por qué?
-Yo: Porque no me gusta que no cuenten con las opiniones de las mujeres que les den igual. Además en esa carta no dice nada de eso de lo que me quejo es de lo que le está pasando a este hombre.
-Mamá: ¿Y el juicio?
-Yo: Pues nada, que mañana es el juicio del hombre y allí será cuando diga que la culpable soy yo.
-Mamá: ¿Y la “ONU” que tiene que ver?
-Yo: Como dije antes ayuda a los inmigrantes como nosotros. Ellos me apoyaran en todo mañana.
-Papá: Gracias por decírnoslo hija.
-Yo: ¿Como que gracias papá? En todo caso debería de pediros yo perdón por no haberos contado nada. ¡Lo siento mucho! No quería hacer todo esto.
-Mamá: Te queremos cariño. Te acompañaremos mañana al juicio para que no te sientas sola, que tu familia también estará allí y te acompañara en todo lo que se pueda.
-Yo: Tengo otra mala noticia.
-Papá: ¿Cuál?
Mi madre se puso de repente a llorar y yo no me pude aguantar al verla así, con toda la presión , me puse a llorar.
-Yo: Que al ser ya mayor de edad el castigo puede ser mayor. Pero los de la “ONU” me dijeron que no me preocupara, que no me pasaría nada y que intentarían que después del juicio siguiese con mi vida normal como si esa carta nunca hubiera existido. Además me siento muy agusto con el chico que trabaja allí, que tiene mi edad y me parece que me he enamorado pero ya veremos lo que pasa mañana.
Cerramos la noche con un gran abrazo familiar mis padres y mis dos hermanas Elsa y Cecilia.
A la mañana siguiente que era ya el juicio eran las 9.30 de la mañana y el juicio empezaba a las 10.30, teníamos una hora para tener todo preparado para ir al juicio. Llegamos a las 10.00 y ya estaban allí los de la “ONU” nos sentamos al lado de ellos y los presenté.
-Ignacio: Parece que se lo has contado todo, todo.
-Yo: Pues si, y me siento mucho mejor sin engañar ya a nadie, estoy muy nerviosa por lo que me va a pasar pero feliz de que aquel pobre hombre le dejaran de culpar y podrá volver con su familia.
-Ignacio: No te preocupes guapa, no te va a pasar nada. Es mejor que se lo hayas contado todo. Y ahora que dices lo de aquella familia, haremos lo que nos pediste en la carta les ayudaremos económicamente.
Se me sonroso la cara porque Ignacio me había llamado guapa. El también se rio al igual que yo. Me alegre cuando le oí decir esas palabras de que iba a ayudar a aquella familia. En ese momento entro la familia del acusado llorando desconsolados, la madre traía en sus brazos al pequeño que era el único que no lloraba porque no se daba cuenta de lo que le estaba pasando a su padre. Entro el juez y me empecé a poner nerviosa, Ignacio me cogió la mano y me sentí más segura. El juicio comenzó:
-Juez: Buenos días, estamos aquí reunidos para pensar en el castigo que le impondremos a este señor por haber escrito una carta que dice que es mentira.
También estaba allí el presidente y yo me quería morir, pero Ignacio seguía con mi mano agarrada y eso me tranquilizaba porque sabía que él iba a luchar por m hasta el final.
-Juez: Por última vez se lo preguntare señor Hidalgo, ¿Es usted el escritor de esa carta?
El pobre hombre se puso a llorar y mi madre me miro cuando el juez pronuncio “es usted el escritor de esa carta”
-Francisco Hidalgo: No señoría no he sido yo.
-Juez: No diga usted tonterías, si no es usted, ¿quién es?
-Francisco Hidalgo: La verdad es que yo tampoco lo sé, lo único que yo sé es que yo soy completamente inocente.
Supe que ese era el momento justo para decir que había sido yo, le solté la mano a Ignacio y él me miro, también sabía que iba a decir que había sido yo. Y lo dije.
-Yo: Dice la verdad señoría.