Ayer miércoles nos reunimos en la biblioteca, en torno a unos deliciosos bombones y bajo el lema "el placer de leer", comentamos la obra " La voz dormida" de la escritora extremeña, Dulce Chacón, autora preocupada por contar historias desde la sensibilidad y el reconocimiento. El resultado final fue positivo para todas y cada una, incluso para nuestra compañera Azucena, que nos confesó, que no había terminado de leer el libro porque le estaba resultando muy triste, y es que todas sentimos una fuerte empatía por esas mujeres encerradas, no por haber cometido un crimen atroz, sino por pensar de forma diferente. Unas mujeres que, a pesar o gracias a, su sufrimiento, nunca perdieron la dignidad y supieron mantener la lealtad hacia sus ideales y sus compañeros de viaje. El exceso de flashes, es decir, el recorrido que hace atrás en el tiempo y las historias, resultó, para algunas, un poco excesivo, así como, la gran cantidad de descripciones que nos muestran a los personajes, paisajes y situaciones, hecho este, que por el contrario, a la gran mayoría les resultó, no solo necesario, sino, imprescindible para componer a los distintos personajes.
Nos llamó, gratamente, la atención la importancia que estas mujeres dan a su gente, a su familia, política o de sangre, los esfuerzos que hacen para mantenerse unidos, informados, aún a costa de su propia integridad, (véase cuando Pepita organiza la entrada a la cárcel de familiares y amigos para que todos tengan la oportunidad de entrar, o cuando entre los miembros del partido, sin ni siquiera conocerse, se proveen de alimentos, consuelo, e incluso, un medio para subsistir. El libro es impactante, comentamos, porque relata una época real, donde nuestros familiares se vieron inmersos en una guerra fratricida. Para Gloria, nuestra amiga colombiana, la única posiblemente ajena al tema, también resultó impactante, más aún, al conocer de primera mano algunos de los hechos que ocurrieron. De todos los personajes, el más querido, sin duda, fue Pepita, una mujer que sabe sobreponerse a sus miedos y que
actua por amor, no por ideales políticos y el más vilipendiado, Fernando, el médico, calificado de cobarde, pusilánime y egoísta. Destacamos la fortaleza de todas las mujeres, Hortensia, Pepita, Tomasa, Sole, Doña Celia, e incluso la de Mercedes, la carcelera, que dentro de su terrible papel, supo adaptarse a la situación para hacer el menor daño posible. Pero no todo en el libro es dolor y pena, nos reímos con las bromas que se le hicieron a la chivata y con las salidas de tono de una Pepita inconmensurable. En definitiva el libro gustó y mucho. Para la próxima lectura hemos escogido " La casa de los espíritus" de Isabel Allende, y la reunión para comentarlo quedó fijada para el miércoles 23 de enero de 2013. Feliz Navidad a todas.